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miércoles, 12 de diciembre de 2018
miércoles, diciembre 12, 2018

José Luis Bruna Brotons, Orden Olímpica 2018. Un reconocimiento a nuestras aspiraciones.


“José Luis Bruna Brotons, Orden Olímpica 2018.Un reconocimiento a nuestras aspiraciones.”



Domingo de la Lastra Valdor
Colaborador cultural de la FEPyC

Toda institución es respetada por su pasado, pero se la tiene en cuenta por lo que pudiera llegar a ser en el futuro. Si la sabiduría popular tiene razón, y tal como te ven te tratan, nuestras aspiraciones motivan la consideración que los demás te dedican.

Decir pesca hoy no es lo mismo que decirlo hace 50 años, ni 30 ni 20, el mundo cambia, las ideas cambian y los intereses de la sociedad también, por ello, en cada momento es necesario poner al día su razón de ser. Esa es la tarea que encontró José Luis Bruna como presidente de la Federación Española de Pesca y Casting: Revisar el significado actual de la palabra pesca para que fuera compatible con los intereses y la sensibilidad de la sociedad contemporánea.

A menudo se interpreta el trabajo de los representantes como si su labor únicamente fuera gestionar las demandas de sus asociados. El síndrome del representado pasivo pero protestón, se corresponde con el del representante que se limita a gestionar el día a día. Ambos se conforman con mantener las cosas tal y como las encontraron, y hacen lo posible para que nada cambie, como si ello fuera la manera de no equivocarse.

En la realidad, este comportamiento no es más que un consuelo efímero, nada de ello resulta cierto. Todo representante de una institución debería saber que su mayor responsabilidad consiste en mantener vivas sus aspiraciones. Su efímera presencia en el cargo hace imposible abarcar todo lo que se debería hacer, pues la vida de cualquier institución es el resultado de una labor a lo largo del tiempo que trasciende a las personas en concreto. En este sentido cabe volver a recordar la sabiduría popular cuando dice: ¡Hay más tiempo que vida!.

Una de las cualidades fundamentales de la cultura es la capacidad de orientación, toda persona ignorante actúa de manera desorientada. A lo largo de su presidencia José Luis Bruna supo darse cuenta que la pesca estaba muy necesitada de cultura, es decir de encontrar el rumbo que le permitiera sobrevivir. Encontrar la cultura contemporánea de la pesca ha sido, y es, una cuestión que dirime su ser o no ser. La cultura te incorpora al contexto general en que te relacionas, es el escenario en que todo sucede y desde el que cabe preguntarse cuál es tu papel. A veces hace falta cuestionarse qué es lo que piensan los demás de uno, para conocerse a sí mismo. Lo decisivo no es saber si los pescadores quieren seguir pescando, algo que se sobreentiende, sino si a la sociedad le interesa que podamos seguir pescando. La evolución de la pesca española durante los últimos años no ha sido un problema de gestión, sino una cuestión de orientación. No se trataba de seguir pescando, sino de encontrar la forma que nos permitiera seguir pescando.

Para salvar airosamente esta decisiva cuestión había que empezar por escuchar mucho, a la gente de la pesca y a los que no son de la pesca, hacer el esfuerzo de comprender lo que los demás piensan de nosotros, y por qué piensan así. Al mismo tiempo, resulta necesario preguntarse cómo es un pescador hoy, cómo se comporta, qué problemas tiene y qué es lo que pensamos de nosotros mismos. Con estas cuestiones encima de la mesa estamos en condiciones de formar nuestros propios retratos, pues son al menos tres: Lo que hemos sido, lo que somos y lo que podríamos llegar a ser. El primero es nuestra historia, el segundo es el recuento de donde estamos actualmente, y el tercero, y quizás lo más importante, es intentar comprender cómo debemos evolucionar, una cuestión tan natural como imprescindible: La permanente responsabilidad de evitar extinguirse. Por ello, el mayor reto de la pesca española ha sido comprender cómo tendríamos que llegar a ser si pretendíamos seguir pescando, es decir, si queremos que no nos echen de pescar.

El próximo día 13 de diciembre el Comité Olímpico Español entregará a nuestro Presidente José Luis Bruna Brotons la Orden Olímpica 2018, en reconocimiento de su labor al frente de la Federación Española de Pesca y a favor del olimpismo. Cabe preguntarse: ¿por qué?, ¿por qué el olimpismo ha decidido reconocer esta labor? La respuesta pudiera ser que la trayectoria de la pesca en estos últimos años puede servir como referencia a los demás deportes. La capacidad de diálogo demostrada, la reconversión de los propios deportistas con relación al medio ambiente y a las preocupaciones de la sociedad contemporánea, suponen un ejemplo del que otros pudieran aprender. Ello justifica su presencia como Presidente de la Comisión de Medio Ambiente en la Asociación Deporte Español ADESP, y parece evidente que su experiencia y buen criterio les han interesado.

A la ansiada espera de la modificación de la Ley de la Pesca, supuestamente ya redactada, el objetivo en este tiempo ha sido orientar el criterio de los responsables y redactores, sobre  la manera más razonable de encajar la cuestión. No se trataba de que nuestra razón venciera, sino de convencer de las ventajas de nuestras razones para que con la colaboración de todos se pudieran hacer realidad. Nuestros argumentos han servido para encontrar un lugar en que cupiesen todos, la pesca y todo lo demás, pues en esta batalla han colaborado muchas personas e instituciones que han creído en similares objetivos.

Estos últimos años al frente de la federación han sido muy intensos en la lucha de hacer valer estas ideas ante los representantes de cualquier signo político, congresistas, senadores, ministros etc., y convencerles de la necesidad de adecuar la actividad deportiva de la pesca a la realidad social y cultural del momento. La Plataforma de Defensa de la Pesca, en coordinación con la FEPYC, realizó un extraordinario trabajo y logró movilizar en Madrid una manifestación de más de 300.000 personas provenientes de todas las autonomías, para convencer de que las especies asentadas desde hace siglos en nuestros ríos forman parte de su equilibrio ecológico, y que la pesca es una pieza fundamental en la ecuación de la sostenibilidad.

Pero a veces, para conseguir que la realidad se alíe con nuestros intereses no hay más remedio que cambiar nuestra manera de interpretarla. El pescador ha demostrado ser capaz de adaptarse para que la realidad coincida con la solución a sus problemas. No deja de ser sorprendente, y admirable, cómo el colectivo de los pescadores ha cambiado de manera unánime, su forma tradicional de ejercer la pesca. El logro por el que pueden sentirse más orgullosos los pescadores españoles, y José Luis Bruna a la cabeza, es haber sido capaces de incorporar la pesca sin muerte en el 90% de las competiciones, y en el 10% restante, en que inevitablemente mueren los pescados, las capturas van siempre destinadas a una organización benéfica. Este cambio radical ha sido bien aceptado por el deportista, porque también es perfectamente consciente de lo que la sociedad piensa de ellos, y el primer interesado en que su propio entorno social lo acepte. Los pescadores han demostrado estar dispuestos a adaptarse a los tiempos cuando se les ofrece una sólida razón para ello, se explica sus ventajas y se les dice cómo hacerlo.

Al mismo tiempo, es imprescindible realizar una labor divulgativa para cambiar la imagen trasnochada que la sociedad tiene de la pesca, y me costa se está realizando de manera incansable, para explicar a instituciones y privados como es la pesca del siglo XXI, dar a conocer que se ha vuelto contemporánea y que está sintonizada con la sensibilidad de su tiempo y, con ello, asegurar su futuro.

El discurso de la pesca deportiva y federada en España presenta a los pescadores como los primeros interesados en salvaguardar el medio ambiente, pues de ello depende el poder mantener su propia actividad, y como los mejores bioindicadores de la calidad de los sistemas acuáticos. Hasta ahora nuestra sociedad entendía la pesca como una actividad extractiva que socaba el medio natural, pero desde hace algunos años la presencia de la pesca deportiva comienza a reconocerse como garantía de calidad ecológica, y ejemplo de participación ciudadana en la defensa y mantenimiento de los ecosistemas.

Este esfuerzo por actualizar el deporte ha conseguido que el deportista pueda ejercerlo con mayor facilidad y se sienta mucho más arropado y comprendido por su entorno. Mejorar las condiciones culturales en que se ejerce la pesca favorece una mejor gestión de las competiciones, lo cual ha tenido también sus recompensas. La pesca deportiva española lleva años siendo un referente internacional, y nuestros deportistas alcanzan triunfos de nivel mundial que corroboran que pueden ejercer satisfactoriamente su deporte. Cada medalla es un reconocimiento a una apuesta acertada que empieza en los diferentes Comités y continúa en las Federaciones Regionales.

El colectivo de pescadores ha de sentirse orgulloso de que la pesca española participe en los órganos de gobierno del ADESP, de la CIPS y esté representado en los más prestigiosos foros del deporte, porque todos han sido parte fundamental de este progreso. El reconocimiento a nuestro presidente con la máxima distinción del COE confirma que la pesca española está ganando el respeto social y deportivo que merece, que la realidad nos da la razón y que el esfuerzo ha merecido la pena, frutos que son consecuencia de mantener vivas sus aspiraciones.

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